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MARCO FIDEL SUÁREZ



Nació el 23 de abril de 1855 en Bello, Antioquia. Hijo de una lavandera, desde muy temprana edad destacó por su inteligencia y recibió una educación especial. A los catorce años ingresó al seminario y desde 1872 se dedicó al magisterio. Enseñó filosofía, gramática, aritmética, álgebra y caligrafía.


En el año 1876 se matriculó en derecho canónico y teología dogmática. Fue maestro de la escuela de Hatoviejo desde el 14 de octubre de 1877. Se traslada a Bogotá y de 1880 a 1884 fue alumno y profesor en el Colegio del Espíritu Santo. En el año 1881, ganó el concurso que la Academia Colombiana de la Lengua había abierto para conmemorar el primer centenario del natalicio de Andrés Bello. Fue autor de artículos satíricos contra el General Ramón González Valencia, presidente de Colombia entre 1909 y 1910 como "El puente Nacional" y "Las bodas de Camacho". Autor también de obras de filología como "La lengua castellana"; "Estudios gramaticales", "Análisis gramaticales de Pax"; "El castellano en mi tierra", "Ensayos sobre la gramática castellana de Don Andrés Bello". Ocupó distintos cargos públicos: subsecretario y ministro de Relaciones Exteriores, ministro de Instrucción Pública, representante y senador. Llegó a la presidencia de la República como candidato del Partido Conservador, en 1918. Bajo su gobierno se fomentó las comunicaciones. No cumplió su mandato presidencial, retirándose, en 1921, por discrepancias con una fracción del Partido Conservador.


Marco Fidel Suárez falleció el 3 de abril de 1927 en Bogotá.


(Tomada de https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/8723/Marco%20Fidel%20Suarez


Este personaje inspira a nuestra Asesora Comercial, Dalia Alzate: “Me inspira porque es un buen ejemplo de superación personal. El haber carecido de recursos económicos no fue un limitante para que llegara a ser un escritor importante e incluso presidente de Colombia. Cuando escuché por primera vez de él, creo que se quedó grabado en mi memoria; lo que más recuerdo es que se hablaba de un niño con una inteligencia extraordinaria, hijo de una lavandera, que por sus pocos recursos económicos aprendió a leer desde la ventana de la escuela. Esto me ayudó a comprender que para alcanzar nuestros sueños el recurso más importante no es el dinero, sino el deseo de superación y el esfuerzo necesario para lograrlo.”


"El progreso debe ser un movimiento ordenado y racional hacia una meta fija... y no un torbellino de direcciones falsas y encontradas"



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